domingo, 14 de noviembre de 2010

Somos dos en uno


somos dos en uno 

Sipnosis: Edward debería estar feliz. Es guapo, tiene dinero y es el propietario de su propia cadena de hoteles del país. Pero le falta alguien con quien compartir su éxito. Cansado del mundo de las citas y de mujeres vanas, Edward ha abandonado su búsqueda del amor hasta que Bella Swam, una chica de su pasado, entra en el hotel para vacacionar Cuando se conocieron años atrás había demasiados impedimentos en su camino. Pero ahora que las circunstancias han cambiado, nada le detendrá hasta reclamarla como suya.
Nota: Adaptación de la novela Todos apunto… y Personajes de Meyer
Principio sin fin
Capitulo3
POV BELLA
Edward se echó hacia atrás en su silla, disfrutando de la manera en la que comía mi comida. Era delicioso acompañar a un hombre  que no elegía su comida como si consumir calorías pudiera matarlo. Con cada bocado que daba deslizaba entre sus labios suculentos, quería nada más que ser su tenedor. Me moví en mi silla, tratando de aliviar el dolor de mi palpitante corazón. Era bello que dolía tanto.
El me miro y una pude ver una media sonrisa inclinando sus labios.

— ¿Qué?- pregunte.

Le devolví la sonrisa. El era tan adorable, pero sabía que no me creería si se lo decía. Si me saliera con la mía, me aseguraría de que supiera cuan precioso era él.

—Nada.

— ¿Entonces por qué me miras así?  —su sonrisa disminuyó—.

-No tengo ninguna espinaca entre los dientes, ¿no?- el me miro y, Estalló en una carcajada.

 —No. Tus dientes están perfectos-.

—Entonces deja de mirarme. ¿Nunca te han dicho nadie que es grosero mirar fijamente?- dije esperando que él no se hubiera dado cuenta que era lo mismo que yo había hecho.

—No puedo evitarlo. Me gusta verte moverte.-

Colocó sus cubiertos en la mesa con una sonrisa.

 —ya Edward. Me estás avergonzando.-

—Esa no era mi intención. Supongo que es difícil de creer que estés aquí conmigo después de todo este tiempo. ¿Te dije lo encantadora que te ves esta noche?- comentó.

Sonreí.
—Sólo un centenar de veces y es muy amable de tu parte, teniendo en cuenta que ambos continuamos sofocados.
—Te verías bien en cualquier circunstancia.


Solté una risita.
—Si mantienes estos elogios, sólo podría querer conservarte cerca.- dije
—Eso es por lo que estoy apostando. No quiero que esta sea nuestra última cita.-

Vacile sólo un momento antes de que mi sonrisa se profundizara. —Me gustaría salir contigo otra vez también.- dije

—Muy bien, porque me encantaría llevarte al concierto de jazz en el Keswick este fin de semana. Es decir, si no tienes ningún problema en conseguir una niñera.- 

Bueno el jazz nunca había sido mi favorito pero con tal de tenerlo cerca lo seria de ahora en adelante.

— ¡Me encanta el jazz! —.

Observe a Edward mirar mis pecho y pude notar el bulto en sus pantaloncillos.
Cuando se las arregló para apartar la mirada de mis pechos, Edward se dio cuenta que estaba frunciendo el ceño.

— ¿Huh? —el calor se me subió a la cara.

— ¿Dónde estabas ahora? Parecía como si estuvieras en otro sitio.- le dije.

No estaba dispuesta  a admitir que no podía dejar de imaginar cómo se vería desnudo debajo de mi  o si sus pectorales serian cincelados en piedra.

— Umm, lo siento. Sólo estaba pensando en lo afortunado que soy de estar contigo esta noche.

—La adulación te llevará lejos. Una chica se podría echarse a perder estando cerca de ti demasiado tiempo.

—Pero tú te mereces ser echada a perder. Entonces... ¿sábado por la noche?- me dijo con una sonrisa de esperanza.
—Sí, como te estaba diciendo antes de que empezaras a mirar mis pechos, mi madre estaría feliz de quedarse con Edward Ella piensa que debería salir más.- dije al ver la expresión de su rostro había quedado atónito al saber el nombre de mi hijo. Y cambio de tema rápidamente.

—Ugh. Entonces te diste cuenta.- dijo sonrojado.
le guiñe un ojo.
—Bueno, lo hiciste bastante obvio, pero te perdono. Dije ignorando su expresión anterior.


Él le dio un mordisco a su pollo. Edward no podía recordar la última vez que había disfrutado en una cita.

 Edward  era un gran conversador y hasta cuando no estaba hablando, el silencio era tan incómodo que hablar  era necesario.
Era un hombre fascinante y quería saber todo sobre él. —

—Háblame de tu hijo. Dijo Edward.

Sentí un momento incomodo, se podría decir el mas incomodó de mi vida.  —Edward  es un chico maravilloso. Estudiante responsable y toca el piano. Sé que la mayoría de los padres creen que sus hijos son ángeles, pero él verdaderamente es un don de Dios. Supongo que mi única queja son todos los animales callejeros que trae a casa para cuidar. Su aspiración es ser veterinario. Sin embargo, estoy preocupada por él —puse   los codos en la mesa y apoye la barbilla sobre las manos.

—¿Por qué? Dijo rápidamente al ver que me había quedado callada.

—Su padre rara vez lo llama y aunque Edrad no dice nada, creo que realmente le molesta. No sentía ningún motivo por cual no decirle la verdad a Edward por  el momento.

—Eso es una vergüenza. —Edward tenía un corazón grande. Si él lo supiera tampoco me lo perdonaría.

 El Sabía lo que era ser abandonado por un padre. Su padre había estado entrando y saliendo de su vida los ocho primeros años de su existencia antes de irse un día y no volver nunca más.

—Pero Edward tiene la suerte de tenerte como madre. Yo era un niño hambriento privado de afecto hasta que llegaste y me mostraste que yo era alguien especial.
Me incline sobre la mesa y le toque levemente la mano. Era la primera vez en años que había sentido necesidad por un hombre.
—Estaba en ti desde el principio, Edward. Sólo te di el empujón extra que necesitabas, del mismo modo cómo tú me estás empujando en estos momentos. No tienes ni idea de cómo estaba de dolorida por todo lo que ha pasado y siento que contigo no tengo problemas. Hasta mi Pobre Edward  tuvo que ayudarme a levantar mi ánimo la primera noche que me dejo su padre.
—Me lo imagino, aunque vivo en la esperanza de que seré capaz de que te hayas curado por completo. Y me logres aceptarme.

Él quería que no tuviera la más mínima duda de lo que quería decir exactamente. Todo estaba bien pero no era bueno que estuviera cómoda junto a él, ya que él no  quería solo ser  mi amigo. Y sentía miedo aferrarme a alguien y que me pasara lo mismo con de Jacob.
jade, rompiendo el contacto visual. Al pensar que descubriera mi verdad.

 —Edward, no deberías decir cosas así.

—¿Por qué no? Es la verdad. No voy a fingir que no te quiero en mi cama. Ha sido una lucha pasar mucho tiempo contigo sin pensar en lo mucho que te quiero. Sé que sientes lo mismo, de otra manera no te habrías puesto tan sexy conmigo. Ahora que te he probado, quiero más.

Sentí arder en llamas al oírlo hablar así.

 —Estás decidido a hacer esta cena incómoda para mí, ¿no? — está realmente muy incómoda.

—No más de lo que tú me estás haciendo. Mi cuerpo te ha estado deseando durante  la última media hora.

—Eso lo dices tú. — dije ya sonrojada.

— ¿Sólo yo? —se deslizó desde su lado del reservado y se sentó junto  a mí.

— ¿Qué estás haciendo? —chille.

—Demostrarte que estás equivocada. —
El mantel era lo suficientemente largo como para cubrir nuestros regazos.

Edward  me tomó la mano y la puso en su entrepierna. Y La frotó contra su erección.

—Así es cómo me haces sentir, Bella.

Incapaz de resistirse, se inclinó y presionó sus labios en los míos ,  yo estaba muriéndome por saborear su dulzura de nuevo.
Edward era plenamente consciente de que estábamos  en un restaurante y no había mucho que pudiera hacer respecto a sus necesidades allí, así que no corría mucho peligro a perder el control.
Edward  se echó hacia atrás,  sabiendo que si continuaban tocándome yo y el no seríamos  responsable de lo que sucediera después.

—Esto está pasando tan rápido —susurre, aunque mi cuerpo se estremeció en respuesta a él.

—¿Te lo parece así? Para mí se siente como si estuviera pasando desde hace tiempo. Vamos a hacer el amor.
Con el no podía jugar a hacer la digna.
—Sí. Yo también lo quiero, pero...
Él me puso el dedo índice sobre los  labios.

— ¿Cuándo? Dijo suavemente.

—No es tan simple.

—¿Por qué no?  Sabía bien  que no era correcto.

 Apreté las manos en mi regazo. —No creo ser buena en eso. Jacob dijo…

—Ni se te ocurra nombrarlo otra vez. Yo no soy él. Es posible que él no se diera cuenta del premio que tenía contigo, pero yo sí. Antes, cuando nos besamos, ninguna otra mujer me hizo sentir igual que tú. No sabía lo que era el verdadero deseo hasta que me tocaste. Su voz era tan firme que me hizo sentirme mareada.

Él puso sus manos sobre mi muslo y la movió atrás y adelante. — Vámonos de aquí. Su voz era irresistible.

—¿Quieres decir que quieres hacerlo esta noche?. Pregunte sabiendo la respuesta.

—No. Quiero que nuestra primera vez sea especial. Esta noche sólo quiero abrazarte. Me sentí desconcertada él era todo un caballero.

—No puedo estar fuera hasta tarde. Mi madre está ahora en mi apartamento con Ed. Le dije que estaría en casa antes de las nueve.

*********
Bella y yo pasamos una noche muy entretenida hablamos de todo un poco y por un momento me sentí perturbado con la idea que su hijo se llamara Edward. Sabía bien que solo una vez la tuve por completo fue en un salón ella era la tutora más hermosa que había y la invite a salir y esa noche paso lo que ambos queríamos que pasara. Pero ese niño no podía ser mío ella me lo hubiera dicho.

— ¿Qué estamos haciendo de vuelta aquí? Ya venimos a tu casa y quiero conocer más lugares —gimió cuando aparque  el  auto en el estacionamiento de mi casa.

Me eche a reír.

 —No es eso para lo que te traje de vuelta. Pensé que tendríamos un poco de intimidad en mi Casa. No está lejos de tu complejo de apartamentos, así que podrás estar en casa con tiempo de sobra para relevar a tu madre de sus funciones como niñera. Y no hay muchos clientes en el hotel que necesiten un guía y no saldría con nadie más en este momento de la noche, así que no seremos molestados. Puedo hacer café y podemos hablar un poco más.
De alguna manera, ella no creía que  estuviera pensando en hablar realmente, pero no había discutido en lo absoluto. Tal vez más tarde ella  podría entrar en razón, pero por ahora iba a disfrutar lo que estaba pasando entre los dos.

Bella se sentó en el sofá.

— ¿Quieres algo para beber? Tengo un poco de jugo en mi mini-nevera o podría hacer un par de tazas de café. Por desgracia, es instantáneo, pero no es tan malo. Dije distrayéndola de todo pensamiento.
Ella sacudió la cabeza.

 —Nada para mí, gracias. La cafeína probablemente me haría mantenerme despierta más allá de mi hora de dormir.

Una sonrisa surcó su cara mientras me dirigía hacia ella con pasos  lentos.

—En ese caso, creo que me reuniré contigo —me senté tan cerca que sus caderas presionaban una contra la otra.

 Resistí el impulso de abalanzarme a ella y fundirme en su cuerpo, pero logre mantenerme en mi asiento. Esta mujer tenía el poder de causar estragos en mi equilibrio aún sin intentarlo.

Abrí los brazos hacia ella.

—Ven aquí.-  Vacile.

le di un beso en la parte superior de su cabeza.

— ¿Ves ahora? ¿Era tan malo?.- le pregunte animado.

Ella sacudió la cabeza, sintiéndose un poco incómoda. ¿Y ahora qué? ¿Debía ceder a sus deseos  y lanzarla  a mis  brazos y pedirle que  reviviéramos la noche de años atrás que siempre pensé en ella cuando lo hacía con otra.

 — ¿En qué piensas?. Su aliento traspaso mi piel hasta mis nervios.

—Me alegro de haberme dado una ducha y de convencerte de estar conmigo, de lo contrario habría estado muy enojado contigo ahora mismo.- dije con un guiño.

Lanzó una carcajada ruidosa, echando la cabeza hacia atrás en su alegría. No puede contener de decirle lo que pensaba al verla reir.

 —Eres adorable, ¿lo sabías?
Cuando se dio cuenta de lo extraño y fuera de lugar que había sonado ese comentario, se unió a mi risa. Fue como para romper el hielo, pero había sido mucho peor. Bella se enjugó una lágrima del rabillo del ojo con una sonrisa.

—Tengo la mala costumbre de reír frenéticamente.  Cuando estoy nerviosa siempre termino diciendo algo loco, o riendo de esta manera.  Recuerdo que cuando tuve que enseñar por primera vez estaba literalmente temblando. Recuerdo haber ido a una entrevista para mi primer puesto de tutora. La directora era una muchacha muy agradable, pero tenía un súper lunar
en un lado de la cara, ya sabes, del tipo de lunar al que le crecen pelos..

—Por desgracia.

—Bueno, su nombre era señora Coleman, pero la llamé Moleman por su lunar  no una, sino tres veces. Yo estaba tan mortificada, estaba segura de que no conseguiría el trabajo, pero afortunadamente no era de las que guardaba rencor.
Me eche a reír.

 —Apuesto a que eras la mejor tutora. Desde luego, a mí no me importaba aprender cuando me tutelabas —me acorde cuando la tuve por primera vez y mi cuerpo se lleno calor que aumentó a través de mi cuerpo. La conciencia de su proximidad tenía a mi corazón latiendo en un repiqueteo contra su pecho.

—Gr-gracias.- dijo nerviosa.

—¿Te pongo nerviosa, Bella?

Ella se humedeció los labios repentinamente secos.

—Sí.

Me congele. — ¡Hazlo otra vez¡ —susurre.

—¿Qué?. Dijo ella siendo inocente de lo que me provocaba.

—Pasa la lengua por los labios de nuevo.
Ella me miró con la boca abierta, preguntándose qué podría significar mi petición.
—Por favor —dije ásperamente.

Lentamente arrastró la punta de la lengua por sus labios como  le había pedido. Mis ojos siguieron el movimiento ávidamente.

—Yo no quería entrar en esto demasiado rápidamente, pero maldición si puedo resistirme —con un gruñido, cubrí su boca con un apasionado beso.

Bella suspiró debajo de la fuerza enérgica de mis labios. Esta vez no hubo vacilación por su parte. Lidiaría ella con las consecuencias de esa noche más tarde, pero por ahora todo lo que quería hacer era rendirse a la cruda pasión que nos impulsaba. Ella. Por lo general era sensata.
y sopesaba sus opciones antes de tomar decisiones, pero esta vez arrojó la cautela al viento.
 Señor Dios, ella estaba caliente. No podía pensar en nada que prefiriera hacer que estar aquí con esta hermosa mujer . Nada más importaba. Yo ya  no era su ex-alumno. Ella no era mi turista. Bella no era mayor y yo no era joven. Simplemente éramos  un hombre y una mujer que se unían para compartir su mutua pasión.
Plante besos a lo largo de su mandíbula y cuello y arrastre sus labios a lo largo de sus puntos de presión. Ahuecándole los pechos con mis palmas, los exprimí y frote hasta que sus pezones empujaron dolorosamente contra la tela de su sujetador.

Creía que iba a estallar en llamas en ese mismo momento. Rastrillando sus manos arriba y abajo por la longitud de sus curvas esbeltas. Ella era toda una  mujer y yo apenas podía creer lo que estaba sucediendo.

— ¡Oh, Dios, Edward! ¿Qué estás haciéndome? —gimió ella.

—Haciendo que te sientas bien, nena.- dije en un susurro.

Empujó mis hombros contra el sofá y se deslizó entre mis muslos.   Levante su camiseta para plantar un beso en su estómago.
Bella se puso rígida. No se sentía lo suficientemente cómoda o mi contacto le provocaba cosquillas a su piel.

—¿Qué estás haciendo?- dijo ella entre risas.

Mi mirada verde bloqueó la de ella.
—Creo que me voy a volver loco si no puedo probarte adecuadamente. Por favor, Bella. Déjame — suplique.

Mis manos estaban ya en su cintura de sus pantalones

—. Ayúdame. Levanta las caderas.

Ella se mordió el labio inferior con incertidumbre.

 ¿Se atrevería? A decirme que no, sabiendo como la deseaba.

—Por favor.- suplique.

No había manera que ella pudiera ignorarme la cruda súplica de deseo.

 ¿Cómo fue capaz de sortear mis  inhibiciones del pasado? Tal vez ella estaba loca por ceder cuando su mente decía que no. Pero por otro lado, su cuerpo gritaba que sí. Eleve sus  caderas y ayudándole a bajarle los pantalones.

le quite los zapatos y tire de los pantalones por completo. Bella estaba  desnuda mí. Y era lo más bello que mis ojos pudieran ver.
Su cara ardía por la vergüenza. ¿Pero una mujer hermosa podía avergonzarse? Bella era un misterio para mí. Cuando un ataque de inseguridad se disolvió lentamente cuando le aparte las bragas la toque con las yemas de los dedos.

—Ya estás mojada —dije, con  admiración. levantó la cabeza otra vez—. ¿Sabes lo que quiero de ti, Bella?

—Sí — ¿esa era su voz? ¿Ese agudo chillido?

La respiración de Bella quedó atascada en su garganta. Sensaciones que  nunca había experimentado se dispararon a través de mi núcleo como un maremoto. Ella apretó mis hombros y movió las caderas, instándole silenciosamente a hacerlo de nuevo.
 Bella gritaba de placer.

Justo cuando pensaba que no podía aguantar más sus eróticos gritos, me introduje dentro de su canal, deslizándolome profundamente.
—Edward—jadeó, su aliento venía en ráfagas cortas—. ¡Oh, Dios mío! —ella me apretaba los hombros. Había pensado que lo que había sucedido antes era extraordinario, pero esto era un terremoto.

Lo que lo hacía tan agradable para mí era que ella parecía disfrutar realmente de lo que le estaba haciendo y estaba recibiendo placer en obtener el de ella. En ese momento me imagine que Cada vez que ella logró convencer a su ex de tener sexo, actuó como si fuera una obligación, o lo peor que el la usara cuando tenía ganas aunque ella no quisiera eso me hizo arder la sangre, solo al pensar que el la obligara a tener sexo. lo que hizo toda la experiencia frustrante para Bella. Pero conmigo ella era diferente.

Ella parecía disfrutarlo. De hecho, Bella se me entrego  como una Mujer que había pasado hambre durante mucho tiempo. Y eso era satisfactorio para mí.

 la toque con lentos movimientos deliberados, empujando a Bella al borde de la locura.

Estaba muy cerca de llegar, su uñas se clavaron en mis hombros. Bella se mordió el labio inferior tan fuerte que el sabor metálico de la sangre llenó su boca, pero estaba más allá de preocuparse.

Un clímax estremecedor paso como en ráfaga de viento. Los muslos de Bella se entrelazaron con los míos, manteniéndome preso. Seguimos un movimiento lento y después frenético.

Otra ola de temblores se abrió camino a través de nuestros cuerpos, dejando a Bella lánguida e incapaz de creer lo que acaba de pasar entre los dos.

Cuando  finalmente levantó la cabeza, le sonreí.

— ¿Cómo estuvo?- pregunte esperando satisfacerla por completo.

—Eso fue... Wow —suspiró sin aliento.

sonreí, satisfecho.
—Me alegro — dije mientras ella ponía sus bragas en su lugar y se unía a mí en el sofá. Apretó sus labios contra los míos.

Sus labios sabían a sangre fue lo más excitante que había probado que me hizo entrar en calor automáticamente.

—No puedo creer lo que acaba de pasar. Dijo bella sonriendo. Aparentemente de felicidad.

—Yo tampoco. Me prometí que iría despacio contigo, pero no pude evitarlo. Tú me enciendes de una manera como ninguna otra mujer lo ha hecho y no puedo alejar mis manos de ti.- dije sinceramente.

Ella bajó los párpados.

 —Si sigues diciendo eso, podría empezar a creerte.

—Espero que sí, porque es la verdad. Mírame —hablaba en voz baja, pero la orden  estaba allí.

Bella encontró mi mirada.
—Yo siempre me he imaginado pidiéndote una cita adecuada antes de ir tan lejos, porque es tu derecho ser cortejada adecuadamente.

Ella se echó a reír. —¿Cortejada?

Levante una ceja. —Sí cortejada. ¿Tienes un problema con eso?

— ¿Quién ha dicho nada de eso?.- dijo sonriendo.

Ofrecí una sonrisa también.

—Sí, creo que la palabra es un poco anticuada, sin embargo cortejo a parte...

Bella no pudo ahogar su risita.

—Está bien, si no te comportas, te voy a inclinar sobre mi rodilla y azotaré.- dije en son de  broma.

Teniendo en cuenta todo lo que había sucedido en la noche, Bella no lo dudó.

 —De acuerdo, seré buena. Musito

— ¡Qué vergüenza. Yo estaba realmente esperando darte una paliza.

Ella me dio un empujón juguetón.

—Sé serio.

—Lo que estaba tratando de decir es que te mereces ser agasajada. No me malinterpretes, quiero que hagamos apropiadamente el amor, pero quiero hacer las cosas bien. No quiero que haya ninguna duda en tu mente acerca de la sinceridad de mis sentimientos por ti. Dime que nos darás una oportunidad.
¿Aún tendrían una oportunidad? Ella vacilo

—Yo...

Le tome las manos entre las mías. —Solo di que sí, Bella.

—Sí.- dijo con una sonrisa que me devolvió la vida por completo.

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