jueves, 2 de septiembre de 2010

Somos dos en uno


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Sipnosis: Edward debería estar feliz. Es guapo, tiene dinero y es el propietario de su propia cadena de hoteles del país. Pero le falta alguien con quien compartir su éxito. Cansado del mundo de las citas y de mujeres vanas, Edward ha abandonado su búsqueda del amor hasta que Bella Swam, una chica de su pasado, entra en el hotel para vacacionar Cuando se conocieron años atrás había demasiados impedimentos en su camino. Pero ahora que las circunstancias han cambiado, nada le detendrá hasta reclamarla como suya.
Nota: Adaptación de la novela Todos apunto… y Personajes de Meyer

CAPITULO 2 ARREBATO


POV EDWARD

—Eso es, Bella. Sólo tres más —le daba palmadas, animándola a para que subiera la  última  escalera. Ya que ella sentía la presión en sus muslos.

Bella apretó los dientes por el esfuerzo, sus manos agarraron con fuerza los barandales de las escaleras  mientras luchaba con que sus piernas.
— Esto es una tortura —gimió.

—Sé que tus músculos probablemente se sienten como para rendirse, pero ahora es cuando tienes que profundizar. Ella tenía mucho de no hacer caminatas tan duras.

— ¡Eso es! Sin embargo, asegúrate de respirar. Le dije ya que se estaba poniendo azul de la falta de oxigeno. No parecía mala idea si le daba respiración de boca a boca.

Ella sacudió la cabeza. — ¡Ugh, no puedo!

— No puedo'no son palabras aceptables. Sí, tú puedes.
Bella me miró ferozmente, dándole otra replica.

—Eres un monstruo.- comento

Sonreí, admirando su valor. —Si eso es lo que piensas, entonces creo que estoy haciendo mi trabajo. Ya que no quiero que te quejes del mal servicio de tu guía, además créeme vale la pena el sacrificio.
Su boca se abrió y ella me disparó una mirada de: estás-fuera-de-tus-cabales. —Ahora lo siento.
'Yo también', quise decir. Yo había venido  decenas de veces aquí, para recordar el pasado tormentoso y llorar en silencio  pero no había nada más erótico que la vista que tenia de Bella  con su vestido casi transparente y su bikini bien pegado a su cuerpo Ver su esfuerzo en subir le hacía sudar tanto que su vestido se añadía a su piel, cada vez buscaba una excusa para tocarla. Aunque a veces era necesario hacerlo, yo hacía más contacto de lo que hacía normalmente con los demás turistas.


No podía resistir la tentación de pasar los dedos por su suave piel.
Actualmente llevaba más de un mes siendo su guía y era cada vez más difícil para mí  fingir que mis sentimientos eran simplemente los de un guía hacia un cliente. Mi lujuria por ella se hacía más fuerte cada día. No ayudaba el que ella me mantuviera a distancia emocional. Me devanaba los sesos tratando de pensar una manera de penetrar en el muro que ella había levantado entre nosotros.

Tendría que hacer mi movimiento en breve. Bella consumía mis pensamientos. Tenía ganas de acariciar cada centímetro de su voluptuosa figura y besar sus labios de aspecto suave hasta que todo lo que ella pudiera decir fuera mi nombre.

Ella gruñó, acabando la última escalera  sus  muslos estaban sudorosos y se marcaban en su tela. Dios me vuelve loco.
 —¡Uf! Eres un sádico —se limpió el sudor de la frente con una sonrisa—.

-¿Qué he hecho yo para merecer esto? —la bonita mala cara que puso hizo que mi entre pierna palpitara. Más que nada, quería tenerla en mis  brazos, capturar completamente ese labio inferior entre sus dientes y mordisquearlo y chuparlo, haciendo que ella pidiera clemencia.

No se dio cuenta de que la estaba mirando fijamente hasta que ella movió su mano en la cara.

— ¿Tierra a Edward...?- dijo

— ¿Huh? —Sentí el calor en la cara y estaba seguro de que me había ruborizado—eso nunca me había pasado con ninguna chica que solía salir, solo con ella.

-Lo siento, ¿qué has dicho?-

—Dije, que cuando me vaya a casa necesitaré un largo baño caliente, con una gran cantidad de burbujas en la bañera. Mis músculos estarán gritando- se quejo

Apreté los puños, ordenando a mi cuerpo controlarse, pero pensar en Bella desnuda en una bañera cubierta de burbujas hizo que mi entrepierna  saltara buscando atención.

Rápidamente me arrodille, fingiendo atarme los zapatos y con la fe en Dios de que ella no se hubiera dado cuenta de mi erección. ¿Qué había en esta mujer que me hacía reaccionar de esa manera? Era casi como si estuviera en la escuela secundaria de nuevo.
 —Eso suena relajante —murmure finalmente encontrando su voz.

—Edward ¿estás bien?-

Tome  varias respiraciones profundas para asegurarme de que mi cuerpo estaba bajo control antes de levantarme.

—Estoy bien. Bueno, parece que ya llegamos  te encantara el lugar tiene una cascada muy bella. Ella sonrió de alegría, sus ojos chocolate  parpadearon.
—Gracias. El ejercicio no es mi actividad favorita, pero tú lo haces divertido. Y si vale la pena mucho más. Sabes creo que me gustara y talvez baje unos kilos de mas ya que creo que estoy algo cansada por que no suelo hacer ejercicio.

—bueno no hay de qué quejarse tienes una hermosa figura. Ella me miro renuente quise cambiar de tema para que no me mal entendiera. Además hay muchas personas delgadas con problemas de salud debido a la falta de una nutrición adecuada y de ejercicio. Los tipos de cuerpo están determinados por la genética, es lo que hacemos con ellos lo que cuenta.

Ella sonrió, tocándole suavemente el brazo.

—Eres un encanto. Y tus piropos son agradables.
odiaba oír hablar a Bella de un modo tan rígido de mi tenia la creencia que era un niño nada más. Y ella era hermosa y fuerte  Los datos que había recogido por el par de conversaciones que tuvimos  en el último mes indicaban que su ex-marido era la causa más probable de su aversión hacia los hombres. Si nuestros caminos se cruzaran, nada me gustaría más que presentarle al ex de Bella  mis puños. Era cierto que ella era una mujer hermosa, pero Bella era maravillosa, por dentro. Si sólo pudiera hacerle ver eso a ella también. Que soy su amigo y no su enemigo.

—Tú no eres mayor que yo por años si no por meses y me gustaría que dejaras de decir cosas así. Creo que ya no soy el de antes, no soy un ingenuo—'y también puedo ser  deseable', me dije, pero pensaba que no sería una buena idea decirlo todavía.

 Tenía que tener cuidado al declarar  mis intenciones a Bella . Teniendo en cuenta lo que ella había experimentado en su matrimonio, ella era como un ciervo asustado cuando se trataba de relacionarse con hombres.

Sus ojos se agrandaron y sus labios se separaron. Ella estaba obviamente desconcertada por mi declaración y se le rasgaron las entrañas al saber que no solía ser el mismo de antes. —

—Simplemente  se tu misma y yo mismo Bella - dije  no me hagas decir cosas que no quiero decir.

Sus labios se inclinaron en una amplia sonrisa, revelando profundos hoyuelos.  —Gracias, Edward. Eso significa mucho, viniendo de un hombre joven y bien parecido. Me hiciste desear ser unos meses menor- dijo con sarcasmo.

Levante una ceja. — ¿Por qué? Tú tienes veintinueve y yo veinte y ocho y medio. Eso no es una gran diferencia de edad.

—No lo sería si fueras mayor o yo menor comento. Nadie pestañearía por una mujer joven junto a un hombre mayor, pero una mujer mayor saliendo con un hombre más joven sería considerada una asalta-cunas.- me dijo ahora directamente

Una sonrisa salió en  las comisuras de mis labios.
—Puedes robar esta cuna en cualquier momento que tú quieras, Bella —hice el comentario en tono ligero, para no incomodarla, decía en serio cada palabra. Uno de esos días iba a hacerle ver cuánto la deseaba.

Por un momento, la perplejidad apareció en sus ojos y luego sacudió la cabeza con una sonrisa.

—Edward, si no te conociera mejor, podría pensar que estás coqueteando conmigo —ella agitó la mano en un gesto desdeñoso antes de pasar su mano por su frente. Exhale. Esa era la entrada perfecta para compartir mis  sentimientos con ella.
No estaba ciego a la forma en que ella me lanzaba miradas furtivas por debajo de sus pestañas o la manera en que había mirado mi cuerpo un poco más de lo decente. No es que me importara, yo disfrutaba con que ella me mirara, pero porque no me  decía que también se sentía atraída por mí. Sólo esperaba que ella no permitiera que algo tan trivial como la edad o la raza la disuadieran de tener una oportunidad conmigo.
— ¿Y qué si lo estoy? Coqueteando contigo, quiero decir. ¿Rechazarías mis avances?- pregunte temeroso de que me dejara a un lado.

Ella se rió, con un sonido rico y gutural.
fruncí las cejas en su frustración. Ya me había preparado para cualquier tipo de reacción, pero la risa no era una de ellos. —

¿Qué es tan gracioso? No estaba bromeando.

Bella se detuvo a mitad de una carcajada. Enarcó ambas cejas.

— ¿Lo dices en serio?

—Tan serio como un ataque al corazón.- dije

Su boca formó una perfecta ‗O' y si no hubiera habido gente con la misma idea de venir aquí, le mostraría lo serio que era.
—Edward.

No tuvo oportunidad de terminar su declaración porque fueron interrumpidos por un agudo saludo.

— ¡Edward, Cariño! —antes de que pudiera reaccionar, una alta pelirroja se arrojó a mis brazos, casi a punto de tirarme  al suelo. me besó de lleno en los labios.

Mire en dirección a bella para ver que su mirada estaba fija en algo en el suelo como si fuera la cosa más fascinante que jamás hubiera visto. Una expresión de preocupación cruzaba mi rostro. Mierda. No era así como me lo  había imaginado que irían las cosas cuando la invitara a salir.
—Victoria. ¿Cómo estás? —dije desenredándome de su fuerte abrazo, trate de inyectar tanta formalidad en la voz como me fue posible. quería que no hubiera dudas en la mente de cualquiera de las dos mujeres dónde estaba exactamente su posición.
Victoria asomó el labio inferior en un puchero. En Bella se vería sexy, pero en Victoria me recordaba a una niña petulante.

—No me has llamado en años. Debería estar muy enfadada contigo, pero te perdonaré si me llevas a cenar esta noche. Después podrás tomar el postre en mi casa.
Se pasó la lengua por los brillantes labios y me hizo un guiño.  no quería ser parte del postre que ella había ofrecido.

—Uh, Edward, creo que me voy. ¿Te veré el jueves a la misma hora? —la mirada de Bella ya estaba en la salida y no iba a escapar de mi tan fácilmente, no cuando encontré finalmente el valor de decirle lo que sentía.
Me  acerque y cogí la mano de Bella.

—No puedes irte todavía. No permitiré que te escapes de nuestra cita de esta noche.- dije decidido a todo.

— ¡Cita! —exclamaron ambas mujeres al mismo tiempo. La mandíbula de Bella  se cayó y Victoria me  miró  con odio puro en sus ojos y una chispa de incredulidad.

—Edward, ¿es esta una broma? —exigió Victoria. La reacción de Victoria hizo hincapié en una de las muchas razones por las que él había perdido el interés. Se tenía en tan alta opinión que no se le ocurría pensar que no todo el mundo adoraba en el altar de Victoria.

Me encogí de hombros en un gesto de indiferencia.

 —No me estoy riendo, así que creo que no.- le dije fríamente.

El rostro generalmente atractivo de Victoria se retorció en una mueca mientras inspeccionaba a Bella de pies a cabeza.

— ¿Desde cuándo te gustan las zorras de portadas de revista?- comento hirientemente.

Me consideraba un hombre tranquilo, pero nada me hacía enojar más que la crueldad innecesaria. Había pasado por esto muchas veces cuando era más joven como para tolerarlo ahora.

— ¡Discúlpate con Bella ahora mismo! —dije con los dientes apretados. Mis puños estaban cerrados firmemente a los lados de mi cuerpo porque no me fiaba de no estrangular a la verdadera zorra.
Las fosas nasales de Victoria se agrandaron, su cara se volvió de color rojo brillante.

—No voy a hacer tal cosa. Sólo porque hayas bajado tus estándares no significa que tenga que hacer lo mismo — dijo indignada. Sacudiendo sus rizos rojos sobre los hombros, levantó el mentón desafiantemente

—. ¿Y por qué debo pedir disculpas? A este gancho de Chanel.

Tenía en la punta de la lengua decirle exactamente a dónde ir, pero Bella me puso la mano en el hombro.

—Edward, no pasa nada si no quiere disculparse, es fácil ver que nunca le enseñaron modales. A personas como ella se les debe tener lástima.- dijo

 Victoria se volvió de un tono rojo más oscuro mientras giraba sus enfadados ojos en dirección a Bella.

— ¿Con quién diablos crees que estás hablando, Zorra de quinta?

La mano de Bella me apretó el hombro, sosteniéndome.
—Puedo ser Zorra, pero soy yo con quien Edward saldrá esta noche.-

Victoria abrió la boca, dándole la apariencia de un pez en el anzuelo. Ella, obviamente, contaba con que Bella  se retirase (síndrome clásico del matón), pero cuando no consiguió la reacción esperada, siseó.

— ¡Perra! —volviéndose hacia mí y me dijo:

— Cuando te deje por otro mejor, llámame.- dijo furiosamente

Sacudí la cabeza.
—No cuentes con ello.-

Bella sólo podía mirar fijamente mientras la furiosa pelirroja se iba enojada. Aunque los comentarios de Victoria habían sido perturbadores, no era la primera vez que alguien la llamaba así.

—Voy a pedirle que se disculpe contigo —murmure, avance  para seguir a la airada mujer.

Bella me agarró del brazo.

—No. No necesito sus disculpas. Incluso si pudieras arrancarle una, no sería sincera, entonces ¿para qué serviría?-  ella tenía razón pero lo que le había dicho estaba, mal.

—No me gustó la forma en que te habló —gruñí

—. Fue grosera y desubicada.- termine por decir.
—Y a mí no me gusta que fabriques una cita en la que no estoy de acuerdo.-

Cuando mentí  acerca de que íbamos  a salir, Bella se sorprendió, pero rápidamente se recuperó.  me imaginó que para ella sólo era una excusa que había usado para deshacerme de, Victoria.
 —Lo siento, Bella. Yo no tenía intención de soltártelo así. Me imaginaba que la primera vez que te invitara a salir sería en mejores circunstancias, pero... Bella levantó la mano. Mi intención era buena, pero  no para ella, ella no me  permitiría continuar.
—Edward, por favor antes de ir más allá. Los dos sabemos que me acabas de usar como una excusa conveniente para no salir con Victoria. No tienes que fingir interés en mí, porque alguien trató de herir mis sentimientos.

Cruze los brazos sobre el pecho, torciendo los labios ligeramente.

—Tú puedes creer que lo sabes, pero yo no. No soy fácil de presionar para hacer algo que no quiero. Pero contigo pierdo los estribos. La razón por la que lo dije es porque no pensé en nada más desde que te vi de nuevo.-


POV BELLA

¿Estaba soñando? Eso tenía que ser. ¿Por qué si no él iba a decirle eso? Edward tenía ansias  salvajes ansias carnales de mi. Desde que nos encontramos de nuevo, no pasaba ni una sola noche sin que pensara en él. Sin que  pasara las manos por mi cuerpo, fingiendo que eran las de él. Y luego cerraba los ojos con fuerza, deslizando dos dedos en mis piernas mientras gemía su nombre. Oí la voz de mis fantasía hecha realidad lanzó a mi mente a una caída en picada. Si esto era alguna clase de broma, a mi no me gustaba ni un poco.

—No sé a qué juego estás jugando.- dije aturdida de mis pensamientos.

—Esto no es un juego. —Edward me agarro por el brazo y me condujo a través de una cueva. Cuando trate de soltarme, él me apretó aún más.

— ¿Adónde me llevas? —exigí. El no respondió.

Me tense de las rodillas y clave los talones en el suelo. Una cosa era salir con él cuando había otra gente alrededor para evitar que hiciera algo estúpido, pero sería una historia completamente diferente si estaba a solas con él. No sabía qué locura podría soltar poniéndonos en ridículo.

—No voy a ninguna parte contigo.- dije temerosa.

Edward se volvió hacia mí, sus ojos verdes chispeaban con determinación.

— Puedes venir conmigo de buena gana o te cargaré y te llevaré allí.- dijo firmemente.

Un grito ahogado salió de mi boca.
—No te atreverías.-

—Te sorprenderías de lo que me atrevo, Bella.

—Gri- gritaría si eso deseas.- dije

— ¿Quieres hacer la prueba? —a juzgar por la intensidad de su mirada, tuve la impresión de que él iba hacer lo posible por acallarme.

 ¿Cómo haría para parar mis gritos, bueno si me salía uno al menos? me estremecí ante la idea.

—Muy bien —murmure, decidiendo renunciar en lugar de hacer un espectáculo.
 Con un hondo suspiro, le permití que me llevara hasta una gran cueva Una vez dentro, pensaba que estaría oscuro pero el sol iluminaba gran parte de ella.

Cruce los brazos y mire alrededor para darme algo que hacer. Dos rocas estaban frente de una banca para descansar

—Bonita Cueva aquí.- dije con sarcasmo

Una leve sonrisa apareció en sus labios.

—Me gusta. Siéntate, Bella.-

—No, gracias. Prefiero estar de pie. Y otra cosa, ¿por qué le dijiste a tu novia que íbamos a salir esta noche? Era ridículo decirlo y ella sabía que era mentira.

- Yo, o mph —sus palabras fueron cortadas cuando él se acercaba a mí.

—Lo que es ridículo es que luches contra la atracción que ambos sentimos —bajó la cabeza y se acerco a mi hasta rozar nuestros labios.

Si esto era un sueño, no quiero despertar, pero todavía había razones por las que eso no debería estar sucediendo. Coloque las palmas  contra su torso con la intención de empujarle, pero la carne caliente y el latido de su corazón bajo mis dedos exigieron que mis manos se mantuvieran sobre su cuerpo.

Cuando él se acurrucó en un lado de mi cuello, no hubiera podido pararlo aunque quisiera. Un estremecimiento recorrió mi columna vertebral e hizo que mis hombros temblaran. Una repentina ola de calor ardía en mis piernas.
—Dulce —gruñó—. No tienes ni idea de cuánto tiempo llevo queriendo hacer esto contigo.-

Edward llevó mis labios sobre los de él  otra vez. Esta vez el beso era más urgente, más desesperado. Tomó mi rostro entre sus palmas, apretó mi boca contra la de el, exigiendo una respuesta.

—Abre la boca para mí, Bella. Deseo tanto probarte. No me niegues lo que ambos deseamos.

Abrí los labios con un suspiro, dándole el acceso que él buscaba. La lengua de Edward se abalanzó entre mis labios, probando los escondites de mi boca. No era simplemente un beso, sino el despertar de su alma. Nunca nadie me había besado con tanto ardor y pasión. En ese momento, casi podía creer que Edward me deseaba exactamente igual que como lo hacía en mis fantasías. No es que importara. Estaba segura de que tenía que ser algún tipo de error, pero por ahora quería concentrarme únicamente en lo maravillosamente masculino que él sabía y en cómo su crudo olor aceleraba mis latidos. Mareada por su deseo cada vez mayor, eche los brazos alrededor de su cuello y enrosque los dedos en su sedoso pelo broncíneo. Apreté ahora mis doloridos pechos contra su torso. Mi cuerpo hormigueó de necesidad.

Hacía tanto tiempo desde que alguien me hizo sentirse deseable y querida. No quería que este momento terminara. Desde que comencé  a salir  con Edward, me preguntaba cómo sería estar dentro del círculo de sus grandes y musculosos brazos, pero nunca me imaginó que mis  anhelos silenciosos llegarían a buen término. Rompiendo el sello hermético de sus labios, gire la cabeza para respirar.

—Edward —gemí.

—Te necesito —gruñó él.

Sin darme la oportunidad de hablar, me empujó contra la pared y me apoye contra ella. La dura presión de su erección contra mi muslo envió oleadas de sensaciones a lo largo de mis terminaciones nerviosas. Su boca se movía sobre la mía como si no pudiera conseguir bastante de su sabor. Edward  bajó las manos, dejando que trazaran la línea de mi columna vertebral hasta llegar a mi trasero. Exprimió y amasó mi  trasero con sus palmas como un escultor dando forma a la arcilla.

—Tu cuerpo es tan suave y caliente —susurró—. Es como imaginé que sería.

Esta vez cuando nuestras  bocas se encontraron, estaba preparada para él, mi lengua tentativamente encontrándose con la de él en una coreografía de pasión y lujuria, moviéndose al ritmo de los latidos de nuestros corazones.

No sabía por qué, pero finalmente me di cuenta de lo que estaba sucediendo. Esto no podía continuar. ¿Qué pasaría con nosotros cuando todo terminara? ¿Podrían las cosas volverse tan incómodas entre los dos que tendríamos  que buscar otro guía u otro hotel por esa causa?

—Edward, esto está mal —las palabras salieron en cortos jadeos.

Los ojos verdes nublados por la pasión se estrecharon.
—Estás bromeando, ¿verdad? —su tono estaba lleno de incredulidad, pero había que pensar racionalmente o la situación podría descontrolarse más aún.

 Lo Empuje  del pecho en un intento de liberarme, pero Edward era tan inamovible como una pared.

—Eres mi guía y menor. Y esto no sería correcto.-

A él se le ensancharon las fosas nasales y sus cejas volaron juntas formando un furioso surco.

— ¿Qué tiene que ver con esto que yo sea tu guía y mucho menos menor por meses? Nada se ha sentido jamás tan bien y creo que lo sabes. ¿Por qué si no te has derretido en mis brazos?

Sacudí la cabeza para negar su declaración, aunque sabía que era inútil.

 —N-no sé qué me pasó.

—Yo sé lo que te pasó. Lo mismo que a mí. ¿Ves? Siente lo que me haces —Edward  tomó mi mano temblorosa y la puso contra su tensa entrepierna.

—Oh Dios —gemí, incapaz de quitar la vista del contorno de su entrepierna. Dios, se sentía gruesa.

— ¿No ves? Me duele por ti. Tú me quieres también y puedo probarlo.

Antes de que pudiera protestar Edward deslizó sus ágiles dedos dentro de la pretina de mi  vestido de chándal y de mis bragas.

La indagadora mano no paró hasta que descansó en mis muslos le agarró la muñeca.
—No.-
Una sonrisa inclinó la curva sexy de sus labios.

—Tu boca dice no, pero tu cuerpo dice lo contrario. El calor debajo de mi mano es abrasador. Así que ¿te importaría repetir lo que acabas de decir?

La humedad se juntó entre sus muslos pense que iba a desmayarme de deseo en ese mismo momento. Sus palabras fueron como una caricia sensual y no tuve  defensas contra ellas. Debería haberlo detenido, pero en lo que concernía a ese hombre, mi voluntad era débil. no podía hablar incluso si su vida dependiera de ello.

—No puedes decirlo, ¿verdad? No creía que pudieses —
Su mano vagaba lentamente a través de mi cuerpo, la punta de sus dedos deslizándose contra los pliegues de mi tanga.

—MMmm., estás afeitada. Me gusta eso. Es mucho más femenino —

Sus palabras enviaron otra sacudida de deseo recorriendo mi cuerpo.
Me lamí los labios repentinamente secos.

—.Edward, no deberíamos estar haciendo esto —suspire y me acerque más a él.

— ¿No deberíamos? —Sus dedos se deslizaron entre mis pliegues húmedos y excavaron dentro de mí ser —. ¿Entonces por qué estás tan mojada? ¿Cómo soy capaz de deslizar mis dedos dentro de ti con tanta facilidad? —Edward alojó dos dedos dentro de mí
Lo agarre de los hombros cuando mis rodillas amenazaron con ceder. No sabía por qué, pero la charla guarra de él estaba encendiéndome. Apoyándome contra la pared, jadeando de placer.

— ¿Te gusta esto, Bella?- dijo teniendo los dedos todavía acariciándome, recorriéndome poco a poco.

— ¡Oh, Dios, sí! —Cuando su pulgar acarició mi clítoris, pensé que perdería la cabeza.

—. ¡Edward! —grite. Las sensaciones placenteras causadas por su contacto eran casi más de lo que podía aguantar.

En sus brazos, se sentía muy viva y lista para ser follada.
La idea que tenía de Jacob de lo que eran los juegos había sido unos pocos besos y un par de golpes en mi trasero. Edward, en cambio, era la clase de hombre que se aseguraría de que su mujer estuviera satisfecha. Incluso antes de eso, sentía que lo estaría. Justo cuando pensaba que estallaría, Edward retiró los dedos.

Impotente, me  estremeció mientras él rozaba mi labio inferior con sus jugosos labios. Y Antes de deslizar la lengua a lo largo de mi húmedo cuerpo. Edward se retiró con una amplia sonrisa de satisfacción en su cara.

—Deliciosa. Como sabía que serías.-

Demasiado extasiada como para hablar, espere conteniendo el aliento para ver lo que iba a hacer a continuación.

Él pasó la mano por mis pechos, rozándolos y acariciándolos. —Son tan grandes. Quiero verlos desnudos.

¿Te gusta cuando te toco así? —él le pellizcó mis pezones como si su vida estuviese en juego.

—Sí —grazne, todavía incapaz de creer que esto estuviera sucediendo. En cualquier momento, me despertaría y sólo sería un sueño erótico.

—¿Ves lo bueno que podría ser entre nosotros? ¿Sabes que he estado enamorado de ti desde que tenía quince años?
Negué con la cabeza, no confiando en mi misma para hablar.

 Él rozó un lado de mi cara con el dorso de la mano en una suave caricia. La mirada verde de Edward se deslizó a través de los contornos de mi rostro como si estuviera estudiando una piedra preciosa.

—Nunca te he olvidado, Bella. Cuando perdimos el contacto me quedé devastado. Salí con un puñado de mujeres en los últimos años, pero por alguna razón encontraba que les faltaba algo. Cuando te volví a ver después de todo este tiempo, finalmente me di cuenta cuál era el problema. Algo mucho más grande que los dos nos hizo encontrarnos de nuevo y no voy a dejar pasar esta oportunidad.-

Su declaración fue como un balde de agua fría en mi cara. Arrancando el  abrazo de Edward, me aparte de él. —

¿Quieres decirme que todo esto es un tonto enamoramiento escolar?

Edward  apretó la mandíbula, su frustración era evidente. —

¿Tonto? Tal vez cuando era un adolescente lo era, pero ahora soy un hombre y es mucho más que eso. Cuando te vi de nuevo, todos mis antiguos sentimientos regresaron diez veces más fuertes. Hace años no había nada que pudiera hacer porque yo era aún joven y  tú eras mi tutora de la escuela, por que eras la más aplicada de mi clase y tenía miedo a tu rechazo por ser la mas bella.  Pero ahora no hay nada que se interponga entre nosotros.-


Quería confiar en él pero ¿cómo podía saber que Edward  no me estaba utilizando para hacer real un sueño de la adolescencia? ¿Qué sucedería una vez que me hubiese tenido? ¿Sería follada y después olvidada? No creía que Edward fuera el tipo de persona que hacía daño a alguien deliberadamente, pero ya había vivido un matrimonio desastroso donde había depositado su fe en un hombre. No creía que tuviera el ánimo de poner en riesgo mi corazón otra vez y él era el tipo de hombre del que una mujer podía fácilmente enamorarse.

—Las fantasías no siempre están siempre a la altura de la realidad, Edward.- comente

—No. A veces pueden ser incluso mejores. ¿Por qué estás aún discutiendo, cuando sé que me quieres también?- dijo

Moví las  manos en el aire, mostrando mi exasperación.
—Muy bien, nos sentimos sexualmente atraídos el uno al otro. Gran cosa. La pasión se apaga tan pronto como viene.

—No, si no le damos la oportunidad de encenderse realmente.-

Podría decir que él no iba a darse por vencido tan fácilmente y tenía que pensar algo muy rápidamente.
—Está el pequeño asunto de nuestra diferencia de edad.- dije

Él puso los ojos en blanco.
 —Por favor, no empieces con la cosa de la edad otra vez, Bella. Sólo eres meses  mayor que yo, no años. Estamos en la misma generación.

—Está bien, ¿qué hay de la cuestión de que soy una mujer casada? ¿Qué dirán tu familia y amigos?

Edward levantó las palmas, encogiéndose de hombros.

— ¿Qué pasa con ellos? A mis amigos no les importa con quién escojo estar y la única familia que tengo es mi madre. Hace años que me importa un comino lo que ella piense.

—Tengo un hijo de dos años.-

— ¿Y qué? Me gustan los niños. Además podría surgir mi lado paternal.  ¿Por qué estás buscando excusas para no salir conmigo?- dijo frustrado.

Baje los párpados, incapaz de sostener su mirada. —Yo…. Edward, no lo entenderías.- dije

Me tomó la barbilla entre los dedos y la inclinó hasta que nuestros ojos se encontraron.

 —Entonces hazme entender.-

—Creo que la gratitud que sentías por mí se manifiesta en estos supuestos sentimientos que estás teniendo. A pesar de que me siento halagada de que quieras salir conmigo, creo que pronto te darás cuenta que tú y yo no estamos destinados a estar juntos- le dije segura de mis palabras

—Eso lo dices tú. Por supuesto que agradezco que me ayudaras a dar un giro a mi vida, pero también estoy agradecido con muchas otras personas y no quiero estar con ellos.-

—Pero lo que estoy tratando de decir es que creo que no encajaremos.-

Su expresión se volvió tormentosa. — ¿Qué diablos se supone que significa eso?

— ¿Estás ciego? ¡Sólo mírame mírate a ti Nunca he sido una mujer para ti. Deberías salir con una mujer como Victoria.
Él resopló.

— ¿Me condenarías a peor destino?
—Bueno, no estoy hablando de su forma de ser. Quiero decir alguien sin compromisos.

¿Podrías parar con eso? Por última vez, creo que eres una mujer hermosa y libre ya que te divorciaras. Tienes unos ojos magníficos, una sonrisa encantadora, una suave y sedosa piel que no puedo dejar de tocar. Y lo más importante, tienes un espíritu maravilloso. si esto no es amor , no sé lo que es. Y si no puedes ver esto, entonces tú eres la ciega. Bella, cena conmigo esta noche. Te voy a dar una advertencia razonable, sin embargo. Si me rechazas, voy a seguir insistiendo.
¿Qué dices?-
¿Me atrevería a darse una oportunidad con él? Hubo un tiempo que había estado muy enamorada de mi ex marido, pero entonces él trató sistemáticamente de destruirlo. mi corazón me decía que Edward  no era como Jacob , pero la incertidumbre aún permanecía.
—Yo...
—Di que sí —su verde mirada prometía deliciosas travesuras.

En ese momento, no podía pensar en una sola razón por la cual no debiera salir con él.
 —Sí.

1 comentarios:

Elmi dijo...

:o esta historia me gusto bastante, y personalmente CREO que esa cita va a ser MUY interesante!!!
Espero el siguiente...

 
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