jueves, 8 de diciembre de 2011

Corazon de Hielo, Capitulo 2




No menciones el amor: bien sabes que sería profanarlo.
Déjalo ser en silencio, para que sienta la música
de los dedos que rozan una piel amada.
Pero cállalo. Dedica tu babosa palabra a la pena;
Exhibe sin pudor la dureza de tu corazón y así
confirmarás que esa llaga ya no duele;
ah, tu corazón, esa zona manida de ti, sabia,
anestesiada, infeliz.
No, no menciones el amor; déjalo crecer en silencio,
Aliméntalo con silencio, compártelo sin decirlo
y solamente tartamudea palabra para secretar tu viscoso veneno,
la amarga poción se toma con cautela.
                                                     
Capitulo 2

Cuantas veces recordaba lo que mi madre me había escupido a ala cara, era hora de enfrentar el destino. Dos años y tres meses de no saber nada de mi madre y volvería, no como Bella la hija sin ninguna pizca de inteligencia, sino como Isabella. Una mujer dispuesta a reclamar lo que le correspondía. La fortuna y las propiedades de la familia Swam pasarían a su poder, ya que su abuelo se había enterado de lo sucedido y antes de morir la había dejado como hedereda  Universal. Sonreía al imaginarse la cara de su madre al enterarse de lo sucedido, quería verla humillada suplicando su perdón. El simple hecho de que su corazón se ablandará al verla llorar le dio nauseas. Debería estar feliz de regresar, pero la sola imagen de ver a Jacob la hacia estremecerse, ¿Cómo reaccionaria al verlo?, la había atormentado la idea de haber besado a su medio hermano y asco al saber que estuvo apunto de acostarse con él. “Dios por que me castigas” termino de coger su ropa del armario cuando se recordó que no estaría sola Edward Cullen su mejor amigo. El hombre más guapo que había conocido hijo de Carlisle Cullen el magnate hombre de negocios más conocido de Londres, había sido su amigo desde que lo conoció en la facultad de economía, era el hombre mas libertino que sus ojos habían visto todas las mujeres lo miraban con codicia y me lanzaban miradas de envidia.
Cuándo le había contado su historia estuvo dispuesto a ayudarla con un brillo pícaro en sus ojos.
-         ¿serias mi esposa por un año? Sus ojos miraban atentamente la copa de coñac, ese liquido ambarino tenia el color de sus ojos era mañana. Mis piernas flaquearon al imaginarme tan solo la idea de que eso fuera del todo cierto. Me tuve que aclarar la garganta para hablar.
-         Si, pero no con toda la expresión de la palabra.- la sonrisa de Edward fue radiante, cuando miro sus ojos  tenían un anheló que nunca le había visto en el rostro ¿determinación? Debían ser ilusiones mías.
-         Bueno, si ese es tu deseo por ahora, creo que lo respetaría por ahora. Su sonrisa fue más genuina. Arquee una ceja de estupefacción este hombre era irremediablemente tentador.
-         Quieres que te muestre los beneficios de ser la señora Cullen. Musito suavemente en mi oreja. Mis piernas empezaron a flaquear y en el centro de mi estómago ocurrieron estragos. Mi mente divagó por un instante y su sonrisa se volvió sardónica, por un momento. Cuando pensé que iba a posar los labios contra los míos el maldito teléfono tuvo que sonar, sentí un alivio y con el entremezclado una desilusión profunda. “Vaya este hombre era insufrible”
-         Ufff.....… murmuro y después hablo entre dientes algo que no pude escuchar con claridad cuando se limito a contestar de mala gana.
-         Tanya, que sucede. Su cara pareció inexpresiva por un momento, cuando empezó a asentir cada palabra de la mujer rubia de caminar exótico del otro lado de la línea replicaba.
La había conocido en una cena que la familia de Edward había hecho para celebrar la unión de sus padres. Tanya era lo contrario a mí. Sensual, porte sofisticado, Curvas agraciadas, y una mirada color topacio que aturdiría a cualquier hombre e intimidaría a cualquier mujer. Pero que esperaría que Edward tuviera a una mujer fea, siendo el un hombre sensual, lo había considerado mi amigo en todo este tiempo, mi mente empezó a divagar en su atuendo. Llevaba un conjunto muy refinado, una camisa de mangas largas polo, que parecía pegarse a su cuerpo, unos pantalones casuales color negro y unas gafas de aviador colocadas exquisitamente en sus facciones cinceladas. Su pelo cobrizo parecía tener vida propia, despeinado con elegancia brillaba como diamante al sol. “Era la fantasía de cualquier mujer”
Cuando termino de hablar se quito lentamente sus gafas. Sus ojos color dorado se posaron en mí, parecía divertido con mi aspecto. Con una sonrisa musito:

 -Bueno, creo que ya esta todo arreglado, mañana partiremos. Tomo de un solo trago el coñac e hizo una pequeña inclinación.
Sabia perfectamente que la idea de ser su esposo lo hacia disfrutar mucho mas que a mí. Antes que desapareciera hice un esfuerzo por hablar.

-Edward Cullen, no te quiero ocasionar problemas con Tanya, es mejor….- su mirada era fría hasta podría decir hostil, al verme dijo con toda calma.

-Isabella, Marie Swam, Tanya desde hace mucho fue una piedra en mi zapato, no quiero que te sientas culpable por algo en que tu no estas relacionada. Se dio la vuelta. Con aspecto juguetón musito – Adiós Señora Cullen.  Y poso sus gafas nuevamente con aspecto arrogante. Mi piel parecía afectada por su sola presencia y eso me disgusto, me comportaba como una chiquilla tonta con Edward, nunca había pensado involucrarlo pero la sola idea de verme sola enfrentando a mi madre me hacia estremecer, sus palabras habían quedadas gravadas a fuego en mi corazón.

♦♦♦

Todo fue tan rápido, las copas nos hacían hablar incoherencias.
-Is..- murmuro en mi oreja.
-shuuu…. Silencio no digas nada. Ed.w..arrd.- me acomode en mi calido sillón dios veía doble todo parecía moverse.
-Ed..ward.. Me largare a mi casa oyes mi casa.- dije con un suspiro, me pareció ver su cara horrorizarse y eso me hizo sonreír. El se movió con pasos muy torpes hacia mí.
- No Isabella, yo te….- cuando oí el teléfono de su bolsillo timbrar. Se incorporo muy irritado.
-Alo! . Tanya, te dije que llegaría tarde, si solo llegare a cogerte, si eso te hace sentir mejor. Cerró el teléfono con una media sonrisa. Se volvió a incorporar con suma delicadeza.
-No puedes dejarme Is. Murmuro su cara se volvió sombría.
-Tengo una Idea.
-Déjame adivinar dije en un suspiro, dios como pensaría teniéndolo a tan poca distancia.
-Me harás el amor y me dejaras ir.- dije sin pensarlo. El sonrío pícaramente. Y negó con la cabeza, si a lo primero y no a lo segundo y luego se acerco con paso decidido y brillo una llama en sus ojos color dorado y pareció analizarlo mejor y dijo:

-Si pero antes de eso, necesito que digas que si.- dijo empezando a acercarse y tomar mi barbilla y después  besar  mi oreja. Eso saco la coherencia de mi mente.
-Si. – musite con mi sangre ya en mi entrepierna. Su risa fue calida y triunfante.
-Bien, iré contigo. Iba a protestar pero sus labios se posaron en los míos  callando todo ruego.
No  supe de el hasta la semana después de lo ocurrido, me sentía avergonzada, pero mi parte menos recatada, pedía más. Llego con una  sorpresa envuelta en unos papeles color Manila. Con una sonrisa juguetona saludo y soltó de golpe:
-Tú serás la señora Cullen, y yo tu flamante marido. Murmuro con satisfacción .Mi piel se estremeció, una corriente de frío entro por la casa y luego como de repente una ráfaga  de calor subió hacia mi cabeza posándose en mis mejillas. El maldito, ya lo había planeado sin mi consentimiento.
-No!!!! Y no!- sentía ganas de tirarme encima de el y golpearlo hasta que perdiera el conocimiento. El chasqueo los dientes muy enfurecido.
-ya no te puedes echar atrás, ya lo habíamos discutido todo la semana pasada.  Cuando el dijo eso la media conversación vino a mi mente. Y con ellas escenas excitantes. Sabanas revueltas, gemidos de placer, asentimientos incoherentes, y susurros de triunfo. “Malditos me había hecho caer en su trampa”. El miedo y la excitación me hicieron estremecer. Mi mente empezó a analizar sus palabras acaso nos habíamos…

-Nos casamos.- murmure con la garganta estrangulada. El me examino exhaustivamente y soltó el aire contenido, indignado por mi reacción dijo con acritud.

-Crees que estuvieras fueras de mi cama y estuviéramos manteniendo una conversación coherente si hubiera sido así. Solté mi propio suspiro. Mis mejillas debían estar ardiendo.
-Eres un fanfarrón.- el sonrío y dijo:
-Prepárese señora Cullen ya será hora que conozca a la bruja de su madre.
 ♦♦♦

Sonreí al recordar lo sucedido, dios este hombre me hacia perder la cabeza, no tenia que pensar tanto en el sino terminaría enamorada, no podía entregar mi corazón a un hombre y menos a uno como Edward Cullen, la sola idea de pensar que me rompería el corazón como lo habían hecho en el pasado volvió abrir el dolor que tenia en el pecho, Jacob me había dejado herida y lo mas injusto era lo que habíamos compartido y siendo una tonta. Sin saber que no era un simple muchacho de quien estaba irrevocablemente enamorada, mi hermanastro. El hijo que yo no fui para mi padre. El hijo que el siempre había deseado, mi mente vagó a ese momento y sentí marearme, me seguía doliendo como si hubiera sido ayer. Y que pasaría cuando viera a Jacob  ¿me iba hacer indiferente?o seguiría atada a él como el día en que lo vi. En su esplendor. Su sonrisa, su pelo azabache, sus lindos hoyuelos. Maldición “Isabella contrólate” Les Haras pagar cada una de tus lagrimas recuérdalo!


Hello!!! Como estamos Chic@s lo siento muchísimo pero estaba súper ofuscada pero ya estoy de vuelta para leernos nuevamente. Saludos 

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